Introducción
Existe dentro del espectro social un denominador común desde los tiempos del Virreinato del Río de la Plata, hasta la modernidad, sin dejar de reconocer los cambios que al respecto se han formulado que ha visualizado a la mujer dentro de una estructura familiar o religiosa, pero no separado de ella.
Para clarificar lo antedicho explicitare que una mujer en los tiempos del virreinato o bien estaba en su familia de origen, salía de ella junto a su marido al contraer nupcias, o bien ingresaba en un convento, si no se daba ninguno de estos supuestos esta mujer quedaba segregada del tejido social, no contaba con la protección socio-asistencial, ni tenia un lugar digno dentro de la comunidad, pudiendo en mas de una ocasión ser castigada por su conducta.
Tal es así que podemos encontrar citas como estas: “La imagen que se impuso de la mujer de esta época estaba relacionada con el estrato social y con su origen étnico. Es conveniente aclarar que la visión que se tiene hoy en día sobre nuestras antecesoras se basa en los ensayos de los hombres, pues como se ha señalado fueron muy pocas las mujeres que dejaron escritos al respecto. ... Larvin cita pasajes donde se insiste en que nuestras congéneres deberían ser: ordenadas, recatadas, comedidas, piadosas, afables, vírgenes y castas, pues las pasiones carnales se consideraban “impuras”. Las casadas debían guardar fidelidad a su marido y quedarse en casa cuidando a sus hijos.” [1].
Tengamos presente que la mujer era mal vista si andaba sola, como así también se consideraba que el ocio era el enemigo de la virtud femenina, porque era “el principio de la liviandad”.
Tal es así que si una mujer no aceptaba las decisiones de sus familiares sobre el novio que le proponían, tenia por opción la fuga, que la dejaba absolutamente segregada de todo el espectro social o entrar al convento que era lo aceptado y por ende lo mas común.
Citando a la autora Suzy Bermúdez: “El tiempo libre femenino debía ser utilizado, rezando, escuchando música, leyendo, pero ellas debían evitar hacer públicos sus conocimientos. Se pensaba que el ocio en una mujer era muy peligroso pues ella mas que nadie estaba sujeta al ‘mal’. En términos generales, la mujer era vista como un ser inferior al hombre y por tal motivo le debía obediencia”. [2]
Ahora bien hasta aquí hemos señalado en términos generales las conductas de las mujeres sobre la base de las mujeres blancas, que era donde tenia puesta la mirada la estructura de poder dominante, ya que las mujeres, indias y las esclavas estaban a su servicio.
A continuación haré una breve referencia a todas los roles posibles para una mujer en los tiempos del virreinato y de que manera eran tratadas tanto por la legislación como por las estructuras familiares y comunitarias.
Diferentes roles según su condición
La sociedad del Virreinato del Río de la Plata, como la mayor parte de las sociedades de la época tenia una fuerte división social basada en el origen étnico: españolas, criollas, mestizas, aborígenes y negras.
A su vez cada uno de esos sectores poblacionales estaban separados según su ubicación social y económica, siendo el matrimonio y en especial el rol que ocupara la mujer uno de los pilares que tenia esta sociedad para sostenerse, razón por la cual no se ejercía el libre albedrío ni respecto al modo de vida, ni al lugar ni con que persona casarse o si casarse o no.
Así lo relatan los autores: “En la mayoría de las sociedades, el medio por el cual dos individuos se comprometen a una unión socialmente reconocida, en tanto que institución mediante la cual se forman familias legitimas. Pero el matrimonio es también una institución que cimienta lazos entre familias ya constituidas. La elección matrimonial, por consiguiente, no interesa solo a los novios, y es debido al rol social que juega en la estructuración de la sociedad, en la formación de las alianzas y en el entramado de los grupos de parentesco, que la elección del cónyuge, también llamada “formación matrimonial”, es una área potencial de conflicto entre distintos actores sociales. [3]
Tan es así que a la corona no solo le preocupaba en que condiciones quedaban las mujeres de los conquistadores en España, procurando que estas no sean abandonadas a su suerte y por lo tanto importaran una carga para la corona; sino también como se iban a organizar las familias en América.
Volviendo al trabajo de Suzy Bermúdez, nos explica como funcionaba esta coordinación por aquellos tiempos y en especial respecto al rol de la mujer que era de sumo interés para la corona reinante: “Asimismo, se legislo para evitar que los hombres conquistadores o colonizadores abandonaran a sus mujeres en España o en las Indias y se establecieran nuevas relaciones, principalmente con mujeres nativas, negras, mestizas y mulatas. Se crearon igualmente colegios y casas de recogimiento para que las ‘blancas’ y las mestizas se mantuvieran virtuosas y realizaran algunos estudios. En cuanto al matrimonio por lo católico a fines del siglo XVI, se detecto el interés por parte de los gobernantes para que las alianzas se realizaran preferencialmente entre los mismos españoles, o sea que las relaciones endogamicas empezaron a imponerse” [4]
Como podrá apreciarse no era una sociedad que se formara de manera espontanea sino que había una fuerte participación por parte de los gobernantes quienes a través de normas imperativas trazaban la suerte de sus habitantes, delimitando el marco dentro del cual debían moverse, esto sin dejar de tener en cuenta que hubo excepciones y que en el Tribunales podían ser dilucidadas, aunque ello no sea tema del presente trabajo.
Cabe destacar que se trataba de una sociedad patriarcal y donde el hombre era quien detentaba el poder familiar, esto de manera transversal ya que se daba en todos los espectros sociales y la mujer cuestionaba los excesos pero no el sistema, esto puede verse haciendo un rastreo de las causas por divorcio, o negativa de alimentos.
Ahora bien la mirada de los gobernantes para dar una determinada organización social, estaba puesta, aunque no de manera excluyente, en el rol de las mujeres, que en su mayoría estaba preestablecido no se podía salir sin quedar totalmente marginada de la sociedad.
Así lo expresa Silvia Mallo en sus conclusiones: “Las sentencias muestran castigos excesivos para los integrantes de los sectores mas bajos de la población y para la mujer depositada, y las instituciones para ella reservadas no cumplen verdaderamente su objetivo. Algunos golpeadores castigados con la prisión y adúlteros que, cuestionados por sus esposas, logran que sean depositadas, completan el panorama” [5].
La doncella, la casada, la monja y las marginadas
Son estas en términos generales las categorías de mujeres que había en los tiempos del virreinato del Río de la Plata.
Las doncellas eran jóvenes que en principio al cuidado estricto de sus padres, lo cual se transmitía de generación en generación, conservaban como un deber y un valor la virginidad e iban al matrimonio de la mano y por decisión de sus padres.
Así lo manifiestan los autores al referir: “Se partía de la base de que la doncella, en extremo joven, nada sabia de los goces de la vida amorosa lo que permitía llevarla dócilmente al matrimonio con la pareja elegida por los padres...” [6]
De igual modo había una importante diferencia en cuanto al trato recibido por las mujeres respecto al que recibían los hombres, ya que a las doncellas se les exigía virginidad y eran marginadas si la perdían, de igual modo si se casaban se les exigía fidelidad al marido y ninguna de estas condiciones eran requeridas a los varones.
Siguiendo con el mismo autor relata al respecto: “Una virginidad que ni se pedía ni se esperaba del hombre, pero si de la mujer; lo cual tendría otra consecuencia en la vida matrimonial, donde a la esposa se le exigía fidelidad, mientras el esposo no tendría que dar cuenta de su conducta erótica extraconyugal. Esto es, prohibición para la mujer y libertad para el hombre”. [7]
Las casadas que llegan a este estado partiendo de ser doncellas y por decisión de sus padres o hermanos varones, que tomaban por ella la elección de su futuro esposo, estaban sometidas a permanecer dentro de un claustro familiar y bajo la potestad de su marido.
Así lo relata Antonio de Guevara, en sus Episotolas Familiares: “Las propiedades de la mujer casada son que tenga gravedad para salir afuera, cordura para gobernar la casa, paciencia para sufrir el marido, amor para criar los hijos, afabilidad con los vecinos, diligencia para guardar la hacienda, cumplida en cosas de honra amiga de honesta compania y muy enemiga de liviandades de moza”. [8]
Como podemos observar el mundo de estas mujeres se reducía al ámbito familiar sin que su accionar pudiera trascender los muros de su casa y por tanto carecían de injerencia social.
Veamos otro caso que relatan sobre el tema los autores: “Las relaciones personales de los cónyuges dentro del matrimonio se desenvolvían sobre la base del sometimiento de la mujer a la autoridad del marido. “La mujer es súbdita de su marido y no puede ni debe morar sino do aquel mandare”, decía la Novísima. Era incapaz de celebrar contratos, de comparecer en juicio, etc.... . Estaba relegada a un papel secundario, y obligada a guardar una fidelidad conyugal grande, mientras los hombres vivían en una verdadera poligamia...” . Los hombres las mantenían recogidas en el hogar para aislarlas de la corrupción que imperaba en las ciudades, y “les procuraban toda clase de comodidades dentro del hogar a cambio de que rindiesen culto a la fidelidad conyugal y no fueran un obstáculo a sus escarceos amorosos”. [9]
Este grado de sometimiento, donde si bien era el marido quien debía proporcionarle todos los medios para su comodidad y subsistencia, conforme a las normas morales de la época, que estaban plasmadas en la Real Pragmática, a las mujeres solo se les permitía ir a tribunales ante situaciones abusivas o escandalosas, y aun así tal conducta era considerada contestataria.
Así para cerrar este punto haré una cita puntual de la época: “... que los maridos por lo común cuando convertidos en tiranos de sus mujeres las maltratan y ultrajan..., pero tiene cuidado de hacerlo en lo interior de sus casas sin que se traduzca al publico.” [10]
Y por el contrario lo que se espera de una mujer casada puede resumirse citando a Fray Luis de León: “... este oficio que es agradar y servir y alegrar y ayudar en los trabajos de la vida y en la conservación de la hacienda a aquel con quien se desposa...” [11]
La marginadas
Dentro de la población de mujeres marginadas podemos encontrar dos categorías a las que me referiré brevemente.
1. Las criadas.
2. Las esclavas.
Las criadas. Eran niñas de familias urbanas “menesterosas”, que alrededor de los 13 o 14 años eran dadas a familias “pudientes”, quienes las ocupaban en el servicio domestico y en cuidado de los niños, estaban bajo las ordenes de la señora de la casa, quien descargaba sobre ellas todas sus frustraciones de manera violenta y abusiva.
Los abusos mas frecuentes que estas jóvenes sufrían eran el abuso sexual que en la mayoría de los casos ejercían los hombrecillos de la casa quienes debutaban sexualmente con ellas, que no podían formular ninguna denuncia ya que si lo hacían eran severamente castigadas por ser consideradas responsable y ser esta conducta admitida por la comunidad entera, si eran expulsadas de la casa quedaban en un absoluto estado de desproteccion ya que nadie las recibiría y solo podrían encontrar sitio como “rameras”.
De igual modo no recibían paga alguna por su trabajo y solo se admitía que quedaran con algún vuelto de las compras cotidianas.
Citando al autor ya referido veremos cual podía ser el destino de las criadas si denunciaban algunos de estos abusos: “No es de extrañar, pues, que ese era el camino que acabara dando con tantas de ellas en el burdel, como aquella Areusa rescatada por Fernando de Rojas cuatro siglos antes, y que, como hemos visto, de criada denostada pasaría a pupila de la casa regenteada por la Celestina” [12]
Las esclavas. En especial eran incorporadas al servicio domestico, el trato era sumamente cruel, se las sometía sexualmente, y a través de ese trato en ocasiones eran conducidas a la prostitucion.
Otra de las condiciones a las que era sometida la mujer esclava era a la condición de “paridora”, para proveer de nuevos esclavos al servicio de los amos.
Este trato era socialmente valioso, razón por la cual los castigos eran ilimitados y la familia que poseía esclavos era socialmente jerarquizada; no me ocupare de este tema en particular sino solo esta breve referencia.
A modo de ejemplo haré una breve cita: “Lo que tenia de singular la esclava, frente al esclavo dentro de la vida domestica, y que le daba un mayor valor, era que incorporaba a su trabajo la condición de “paridora”, y por lo tanto, de fuente de riqueza, como posible madre de futuros esclavos; pero también de objeto de placer para el amo”. [13]
Así también se encuentran en algunos relatos judiciales referencias al tema: “... Habiéndose pasado a esta ciudad, la misma necesidad me hizo caer en la fragilidad de amistarme con un hombre soltero del que tengo dos hijos... el cual me mantuvo y, para los dichos dos hijos, me dio dos esclavas, de las cuales una murió y la otra ha procreado dos hijas. Después vendí la madre de estas y con el dinero que produjo compre otra negra y con mas dinero que me dio el padre de mis hijos compre un negro. También costeo la casa de mis morada y algunos otros trastos de adorno”. [14]
Conclusiones
De lo antedicho cabe concluir que es menester acudir al estudio de la historia, no solo por la importancia que reviste conocer nuestros antecedentes, nacionales, étnicos y culturales, sino para que mediante el estudio de la idiosincrasia y la organización socio política de las civilizaciones que nos dieron origen, en este caso del Virreinato del Río de la Plata y en particular de las mujeres en esos tiempos, podamos comprender como ha evolucionado la sociedad patriarcal hasta nuestros días.
Cabe destacar que si bien la estructuración de la sociedad y el rol de las mujeres en ella esta signado por lo aquí expuesto, no es menos cierto que han existido quienes de alguno modo se opusieron a ello y mediante luchas que iban desde lo personal hasta lo social fueron generando cambios hasta llegar a la sociedad de hoy.
Para estudiar los cambios referenciados en el párrafo anterior, debemos acudir a los estudios de genero que no son objeto de este trabajo.
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